Durante la Edad Media y el Renacimiento, la peste azotó Europa con fuerza, afectando a una gran parte de la población y ocasionando graves problemas de salubridad en las ciudades. Al ser una enfermedad altamente contagiosa, los médicos idearon una vestimenta para protegerse del aire podrido, que consideraban una de las grandes causas de la enfermedad. Esta vestimenta incluía una máscara en forma de pico de ave, normalmente realizada en cuero, cuyo interior rellenaban con paja para que sirviese de filtro, y diferentes sustancias y hierbas con propiedades desinfectantes y aromáticas destinadas a limpiar el aire antes de que llegara a la nariz del doctor. Entre estas sustancias eran habituales el ámbar gris, las hojas de menta, el estoraque, la mirra, el láudano, los pétalos de rosa, el alcanfor y el clavo de olor. También situaban unos lentes sobre la máscara para proteger los ojos. El resto del atuendo solía consistir, según las crónicas, en un abrigo pesado, botas de cuero, pantalones unidos a las botas y una blusa que remetían por los pantalones para evitar la penetración de la enfermedad. También usaban gorro y guantes.
Con el tiempo, la máscara ha quedado como un icono cultural que podemos rastrear en el carnaval veneciano o en la fascinación que algunos sentimos por este perturbador icono, tan aterrador como interesante.
Nuestros broches «máscara de la peste» le dan una vuelta al concepto y, aunque en su forma respetan la esencia del objeto, sus colores y transparencias los convierten en objeto de deseo y adorno.
Somos conscientes de que algunos sólo veréis una calavera de cuervo, para gustos los colores y para interpretaciones las cabezas. En cualquier caso, son preciosos.
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Hecho a mano. Producto único. Puede haber ligeras variaciones en los tonos causados por la fotografía o la diferente iluminación de las pantallas. Es muy importante que mires las medidas, especialmente en pulseras y anillos.
Material: Resina, pigmentos y metal.
Tamaño aproximado: 5 cms largo
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